Dilemas PRO, el día después de Santa Fe
Mauricio Macri comprendió ayer que con el amarillo solo no alcanza. El pesimismo comenzó a apoderarse de la mesa política del PRO donde, hasta la indefinida elección de Santa Fe, el ecuatoriano Jaime Durán Barba y el joven Marcos Peña tenían la última palabra a la hora de diagramar la estrategia nacional. «Cerrarse sobre el amarillo puro no alcanza para ganar la presidencial», fue la conclusión de las espadas macristas el día después del triple empate en los comicios para la gobernación santafesina.
En política sólo hay algo peor que perder una elección: perder dos veces la misma elección. El PRO esperará ahora el recuento definitivo de votos. A pedido de Macri, se pedirá el recuento de la totalidad de las urnas de la provincia. El escrutinio provisorio arrojó una ventaja de apenas 2.128 votos a favor del candidato socialista Miguel Lifschitz sobre el humorista Miguel del Sel. Esa decisión de Macri fue leída como un principio de viraje en la estrategia del PRO y una primera advertencia para el consultor ecuatoriano. La supremacía del marketing y la imagen por sobre la política podría llegar a su fin en el PRO a partir del caso Santa Fe. La primera conclusión de la mesa política del PRO que lideran Durán Barba y Peña, junto a Nicolás Caputo, Emilio Monzó, Gabriela Michetti y Humberto Schiavoni, es que el 30,58 por ciento de los votos del PRO en Santa Fe no alcanzan para ganar la elección nacional de octubre. «Si en Santa Fe, donde venimos trabajando hace casi 10 años, arañamos el 30%, en los demás distritos vamos a estar complicados. Eso significa también que en los distritos grandes la vocación de cambio está limitada y enfrenta un 70% de resistencia de la población. Cerrarse en un 30% no alcanza para hacer presidente a Mauricio», explicó un dirigente macrista que pasó la madrugada del lunes en Santa Fe.
Si bien la diferencia de votos es mínima, la elección de Santa Fe ya se convirtió en un «leading case» para el macrismo y proyecta sus fantasmas sobre la provincia de Buenos Aires. Macri, asesorado por Peña y Durán Barba, viene de descartar un acuerdo con el Frente Renovador de Sergio Massa en el principal distrito electoral del país. El consultor y el secretario general de la Capital Federal despreciaron las negociaciones de Monzó con los intendentes massistas Joaquín de la Torre (San Miguel) y Mario Meoni (Junín) e impusieron las máximas «amarillo puro» y «massismo sin Massa». Sin embargo, esta semana retomarán contactos para reflotar la posibilidad de sumar a Massa a una interna con María Eugenia Vidal para definir al candidato opositor a suceder a Daniel Scioli.
El gobernador de Córdoba, José Manuel de la Sota, se encargó ayer de marcarle a Macri sus errores: «La derrota del PRO en Santa Fe debe servir como un baño de humildad para los políticos inmaduros que hacen del triunfalismo su razón de ser». De la Sota y Massa animarán mañana un debate presidencial como pre-candidatos de Una Nueva Alternativa (UNA). Hasta el domingo, Macri estaba seguro de que podía llegar a ser presidente aun perdiendo en provincia de Buenos Aires. Perder Buenos Aires, Santa Fe y tal vez también Córdoba podría cambiar la matriz política del macrismo.
Massa entrenó ayer en Tigre para el debate televisivo con De la Sota. Recibió a De la Torre, a Meoni y a Graciela Camaño. En el mismo edificio estuvo Francisco de Narváez, a quien aún no descartan como candidato a gobernador de Buenos Aires. Santa Fe parece haber marcado el final del mantra ecuatoriano de Durán Barba: «Massismo sin Massa». Para completar las autoridades de mesa en la elección santafesina, el PRO debió exportar fiscales desde la Capital Federal. Recién ayer volvían a los barrios porteños desde Santa Fe. En la provincia de Buenos Aires, el esfuerzo por fiscalizar los comicios será inconmensurable y no alcanzará con el sistema de voluntariado. A diferencia de Santa Fe, donde hay sistema de boleta única sin corte, en el principal distrito electoral del país habrá una lista sábana con corte para todas las categorías. Ninguna candidatura está a salvo.
La elección del compañero de fórmula para Macri también quedó en suspenso. Se resolvería entre viernes y sábado de esta semana, al filo del vencimiento del plazo para inscribir candidaturas. La fórmula amarilla pura entró en crisis, un mal presagio para Peña. La necesidad de política fría y dura, más allá del marketing, comienza a sentirse en PRO.
Anoche se analizaba la posibilidad de volver a tender puentes con el massismo. Ya no existe la posibilidad de armar un frente electoral entre el PRO y el Frente Renovador, que anotaron alianzas por separado el jueves pasado. Pero «Massa con massistas» vuelve ahora a ser un tema de debate en Cambiemos, el frente de Macri con la UCR de Ernesto Sanz y la Coalición Cívica de Elisa Carrió.