Varios

La lapicera de Cristina

A una semana del cierre de listas, el oficialismo vive un clima de revuelo en el que se comienzan a armar las fórmulas y las nóminas de legisladores, aunque la decisión final estará en manos de la presidente Cristina de Kirchner. En la Casa Rosada, en un despacho cercano al de la mandataria, el kirchnerismo puro y duro instaló el comité de campaña que funcionará durante toda esta semana como primer filtro en las listas que llevará el Frente para la Victoria a las PASO.
Usada hasta hace pocos meses por el histórico operador del peronismo Juan Carlos «Chueco» Mazzón, la oficina hospedará (ya lo viene haciendo desde hace varios días) al secretario de Legal y Técnica y uno de los apoderados del PJ, Carlos Zannini, y a la cúpula de La Cámpora: el secretario general de la Presidencia, Eduardo «Wado» De Pedro; el diputado nacional Andrés «Cuervo» Larroque; y el diputado provincial José María Ottavis; entre otros. Puertas adentro de ese comando de campaña, los dirigentes oficialistas revisan los números de las encuestas sobre una eventual precandidatura del hijo mayor de la Presidenta, Máximo Kirchner, posibilidad que es fogoneada por funcionarios, postulantes e intendentes.
Según datos de la consultora Ibarómetro, el líder de La Cámpora tiene una intención de voto de 26 puntos, en caso de que decida presentarse por primera vez para disputar un cargo político, esta vez para la Cámara de Diputados en representación de la Provincia de Buenos Aires. Al misterio sobre la postulación de Máximo Kirchner se le suma la incógnita respecto de la decisión que tomará la Presidenta para su futuro político inmediato y, en caso de jugar su carta en estas elecciones, para qué cargo.
En ese revuelo del kirchnerismo parece haber sucumbido el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, ya que se baraja la posibilidad -sustentada por distintas versiones- de que se baje por segunda vez de una precandidatura: ya había declinado su postulación a Presidente para competir por la Gobernación bonaerense, y ahora podría anunciar que, en vez de disputar la sucesión de Daniel Scioli, iría por una banca en la Cámara baja.
Por lo bajo, en el oficialismo ven con preocupación que el porcentaje de imagen negativa del quilmeño pudiera repercutir en la performance del Frente para la Victoria en territorio bonaerense, la madre de todas las batallas electorales. En tanto, el búnker, entre calculadoras y papeles, recibió en las últimas horas una hoja, enviada desde La Plata por el gobernador.
Scioli, uno de los precandidato con más chances de llegar a la Presidencia, presentó ante el improvisado comité de campaña de la Casa Rosada tres opciones de compañero de fórmula, todas encarnadas en gobernadores que no pueden ir por un nuevo mandato en sus provincias: el misionero de origen radical Maurice Closs; el enterriano de perfil K Sergio Urribarri; y el sanjuanino de pura cepa PJ José Luis Gioja. La primera revisación estará en manos la mesa chica de La Cámpora y el «Chino» Zannini; la aprobación final será exclusividad de Cristina Kirchner.