Cristina ya transita sus últimos 30 días como Presidente
Cristina de Kirchner comenzó a transitar ayer los últimos 30 días de su Presidencia. El próximo 10 de diciembre entregará la banda presidencial a Mauricio Macri o Daniel Scioli en la Asamblea Legislativa y, de acuerdo a sus palabras, retomará la actividad de militante política. Cierra así ocho años de gobierno que la ubican como la primera presidente electa de la historia en la Argentina y como la protagonista del ciclo político más prolongado de la democracia a través de las gestiones Kirchner con el Frente para la Victoria como sello triunfante desde 2003 hasta la actualidad.
La fórmula Néstor Kirchner-Daniel Scioli accedió al poder con una debilidad en la legitimidad de origen: obtuvo 22 por ciento de los votos en primera vuelta y debió asumir con ese escuálido caudal de votos ya que Carlos Menem se bajó del balotaje. Como sucesor de Eduardo Duhalde, llegó a partir del trauma social, político y económico que generó la crisis del 2001. Cristina lo sucedió en 2007 y obtuvo la reelección en 2011, un año después de la muerte de su esposo. Los candidatos a suceder a la presidente también son emergentes de un trauma: Scioli saltó a la política después del accidente que le hizo perder un brazo y Macri capturó la jefatura de gobierno porteño luego de la tragedia de Cromañón que puso fin a la gestión de Aníbal Ibarra.
En los próximo 30 días, Cristina de Kirchner bajará su nivel de exposición. Por ahora no hay cadenas nacionales programadas y, atenta a la recuperación de su hijo Máximo, sometido a una intervención quirúrgica abdominal, reaparecerá recién a fines de la semana próxima en un acto por el Día nacional de la Soberanía. Se bajó del viaje a la Cumbre del G 20 en Turquía donde será representada por el ministro de Economía, Axel Kicillof; el titular de la cartera de Planificación Federal, Julio De Vido, y Cecilia Nahón, embajadora ante Estados Unidos y compañera de secundaria de Kicillof. Antes del 10 de diciembre sólo tiene previsto un viaje al Vaticano para entrevistarse con el Papa Francisco.
En los últimos 30 días de la presidencia cristinista, el Partido Justicialista comienza a sentir el movimiento de sus placas tectónicas. Cerca de Scioli, el candidato a presidente del FpV, admiten que nunca tuvieron previsto un plan B para un eventual balotaje. Mientras Cristina de Kirchner se mantiene como jefa de campaña, no descuida la administración del poder. Extendió la sesiones ordinarias del Congreso hasta el 9 de diciembre, su último día de trabajo como jefe de Estado. Y está dispuesta a recibir a Macri, o a Scioli, para coordinar la transición y el traspaso de poder, tal cual ocurrió entre Scioli y María Eugenia Vidal en la provincia de Buenos Aires.
Mientras tanto el peronismo burbujea. La agrupación ultra cristinista La Cámpora dominará a una veintena de diputados en el Congreso. De triunfar Macri el próximo 22 de noviembre, el peronismo será la principal fuerza opositora. La disputa por el control del PJ se dirimirá entre Cristina de Kirchner y Sergio Massa. En ese proceso de renovación ya está instalado Juan Manuel Urtubey, una especia de «bocca della veritá salteña que ventila lo que el gobernador de Buenos Aires no puede explicitar en campaña. Fue Urtubey, junto al derrotado Eduardo Fellner y al sanjuanino José Luis Gioja, quien encabezó una rebelión en el bloque de diputados del bloque FpV para intentar, sin éxito, bloquear la orden presidencial de designar a los neocamporsitas Juan Forlón y Julián Álvarez en la Auditoría General de la Nación.
Otro que se sumará al «refresh» del PJ es Julián Domínguez. Mientras Urtubey asoma para presidir el PJ nacional en reemplazo de Fellner, el saliente presidente de la Cámara de Diputados podría postularse para la jefatura del PJ bonaerense. Domínguez fue la contra-cara de Aníbal Fernández y logró convertirse en un actor político del principal distrito electoral del país con más de un millón de votos. Sin embargo, ese cargo también podría reservarse para algún intendente triunfante del FpV. Asoman Gustavo Menéndez (Merlo) y Leonardo Nardini (Malvinas Argentinas). Ambos despojaron a dos barones con sangre azul del conurbano. Nardini se impuso por poco ante Jesús Cariglino, quien tendría destino en el gabinete de Vidal. Ayer el saliente intendente aclaró que, a partir del aumento de sueldos dispuesto para las categorías más bajas en su Municipio, donará el excedente que se aplique a su propio salario a una institución con fines benéficos. «Si antes de irme percibo algún incremento salarial, va a ser donado», explicó. En Merlo, Menéndez timonea una toma de terrenos adjudicada a su predecesor, Raúl Otacehé.
Mientras el peronismo hace catarsis, en el cumpleaños de 70 años de Carlos Kunkel, el finde se semana pasado, apareció de sorpresa Eduardo «Wado» De Pedro. El secretario general de la Presidencia llegó con una encuesta reservada que le devolvió el ánimo a la fiesta: según sondeos encargados por la Casa Rosada, Scioli se ubicaría tres puntos por encima de Macri. La noticia, que generó incredulidad, no dio ni para un brindis de fin de fiesta.
Massa, en cambio, intenta sumar peronismo por afuera de la estructura partidaria y apuesta a que Cambiemos se consolide en el poder para poder reconstruir el PJ con tiempo. «Nos votaron para controlar y hacer cumplir los reclamos de la gente, no para cogobernar», señaló el diputado del Frente Renovador ante su equipo en una reunión en Tigre. Y subrayó que «el que acepte un cargo lo hace a título personal» ya que el FR no se planteará como aliado del próximo gobierno. «Nuestra tarea es proponer, y controlar. Y ejercer nuestro rol desde los órganos de control» del Estado, advirtieron.