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Vidal visitó a Massa en Tigre: acuerdo para reforma política

Jueves (pasado) 12 de noviembre, mediodía. María Eugenia Vidal ingresa al barrio privado Isla del Sol, en Rincón de Milberg, Tigre, donde habita Sergio Massa. «Nunca me imaginé estar sentada acá en tu casa, yo como gobernadora de la provincia de Buenos Aires», fue la frase de la nueva jefa política del principal distrito electoral del país. El excandidato presidencial felicitó a su huésped: «Te lo ganaste, María Eugenia».

Vidal y Massa almorzaron a solas. Ni siquiera la dueña de casa, Malena Massa, estaba en el hogar ya que se encontraba trabajando en tareas sociales del municipio. El encuentro se mantuvo bajo el más estricto hermetismo y ayer trascendieron detalles de ese cónclave bonaerense. Comieron dos ensaladas: una de salmón con queso brie y endivias, y otra de atún. Abundó, entonces, el omega 3. Bebieron gaseosa sin azúcar. El jefe del Frente Renovador puso a disposición de Cambiemos a sus 21 diputados y 9 senadores bonaerenses para garantizar la gobernabilidad en el inicio de la gestión de Vidal. En los primeros tres meses del año buscarán aprobar en la Cámara de Diputados y de Senadores de la provincia de Buenos Aires una reforma institucional para limitar las reelecciones indefinidas de intendentes y legisladores. El GEN de Margarita Stolbizer, a quien Vidal visitaría también en su domicilio bonaerense 48 horas más tarde, también se comprometió con ese proyecto que será el mástil político de la primera etapa de gobierno.

El tigrense también repasó con Vidal el estado de los organismos de control bonaerenses para detectar donde podría colaborar el staff massista. Un director en el Banco de la Provincia de Buenos Aires -que dejará vacante Dámaso Larraburu-, la Defensoría del Pueblo y Arba son algunas de las estructuras donde podría haber asistencia mutua. Pero, a cambio de garantizar el quórum bonaerense y la aprobación de leyes, Massa ambiciona la presidencia de la Cámara de Diputados. Y propuso al economista Jorge Sarghini. Vidal tomó nota pero en Cambiemos no estarían dispuestos a ser tan generosos y contraofertan la vicepresidencia.

Mientras tanto, Vidal termina de conformar su gabinete para asumir el 10 de diciembre. Se fulmina la jefatura de gabinete y el Ministerio de Gobierno se reconvertiría en una Secretaría general de Gobierno a cargo de Federico Salvai. La sorpresa será Gustavo Ferrari, longa manu de Francisco de Narváez y actual asesor la gobernación de Daniel Scioli. Ferrari rompió su vínculo político con el diputado nacido en Colombia y está dispuesto a sumarse al gabinete de Vidal al frente de una especia de Secretaría de Legal y Técnica. Leonardo Sarquis irá a Asuntos Agrarios y Santiago López Medrano a Desarrollo Social. Desde la Secretaría de Hacienda porteña a cargo de Néstor Grindetti llegará su jefe de Gabinete, Roberto Gigante, quien estará al frente de una Secretaría de Coordinación. Falta cubrir Justicia, Salud y Educación, donde entraría en el reparto la UCR de la provincia de Buenos Aires y también el Frente Renovador de Massa.

El ex intendente de Tigre reapareció ayer ante los medios de prensa y equilibró el apoyo a Daniel Scioli expresado un día antes por Felipe Solá. «El debate lo ganó Juliana (Awada) con el beso», fue una de sus primeras sentencias. Minutos más tarde dejó en clara su postura de cara al domingo: «Para mí que gana Macri».

«A Scioli lo veo con la guardia levantada peleando… Cuando peleás, estás vivo», dijo Massa y señaló que «la Argentina necesita sin dudas un cambio», aunque subrayó que éste debe «garantizar» que, por ejemplo, «se reemplazará el plan social como camino de recuperación de millones de argentinos a la dignidad».

«Yo no quiero que gane Scioli», afirmó y sostuvo que «la inflación va a seguir, salvo que tomes un camino doloroso» en materia económica. «No creo que Daniel Scioli o Mauricio Macri tomen esa decisión. Espero que no haya ajuste. Si lo deciden me va a tener enfrente», advirtió Massa.

Para el excandidato presidencial, que resultó tercero en la elección del 25 de octubre, «hay una enorme mayoría» de los que votaron por UNA que «va a votar a Macri, pero también hay un grupo muy importante, que son laburantes, clase media, que tienen miedo al ajuste y van a votar a Scioli» y «una porción muy chiquita que va a votar en blanco». «Le aconsejaría a toda la gente a los que me votaron a mí que no voten en blanco, aun a riesgo de equivocarse, pero lo peor que pueda pasar es que uno no haga», aseveró.